jueves, 8 de diciembre de 2011

A éstas horas

Yo,
tan licántropo y taciturno,
noctívago y errante,
sentado en la barra de algún bar,
bebiendo whisky.

Afuera
el viento corretea las hojas secas
que olvidó el otoño.
Hay tantos desangrándose la boca en cada trago.

La Luna tiene miedo de asomarse en mis pupilas,
¡Podría rasgar mi ropa!
¡Podría salir a buscarte!

En cada sorbo,
la noche líquida envenenándome.
Entre trago y trago
brindo a tu salud.

¡Hoy quiero beberme el mundo!

A estas horas,
en el bar,
sólo quedan los malditos.
Y yo soy el más maldito de todos.

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