Lo triste del adiós son
los desvelos
volando como pájaros nocturnos,
las noches sin color en los espejos,
los ojos mal heridos, taciturnos.
volando como pájaros nocturnos,
las noches sin color en los espejos,
los ojos mal heridos, taciturnos.
Las camas perfumadas sin cobijas,
las tardes en burdeles sin amparo,
los dedos como niños sin sonrisa,
adioses como verbos sin reparos.
Lo absurdo es el sabor de boca,
que despierta sin beso las mañanas,
las cárceles de letras en la sopa,
las lóbregas cortinas sin ventana,
el ‘adiós’ en once sílabas que sobra,
las lágrimas dormidas en la almohada.
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