viernes, 13 de abril de 2012

Génesis

En el principio
habitaste mis celos y mi guerra;
separaste los mares de mi desierto
y lo bañaste de flores.
Te volviste astro y satélite,
me colocaste en medio de la luz y la sombra
y viste que era bueno.

Con una sonrisa
arrancaste la última costilla que guardaba
y la enterraste en mi pecho,
nos creaste de hojas y barro
y, con tu soplo de vida, abrí los ojos.
Me arrojaste al jardín de tu Edén
desnudo de hierba,
probé tu manzana
y me curaste de Dios,
y conocí el pecado
y pequé contigo
y vimos que era bueno.

Nos arrojamos sobre la hojarasca
para crear nuestro propio mundo
sin más deidades que mi cuerpo y el tuyo,
sin más diluvios que tú sobre mí,
sin más crucifixión que tus ojos en los míos
y morir devorados por la bestia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario