Atisbo por la cerradura
y su ser yace desnudo
sobre el delirio.
Arde su piel bajo mis párpados
y los ojos viajan sobre ella,
recorren sus pezones como gatos
[aunque ella me repita que no existe],
visto con mi piel su desnudez,
le cubro de la lluvia y del frío,
le canto bluses para que no duerma,
para que el desvelo crucifique sus ojos,
invento junto a mí sus manos
para pintar de azul la noche.
Atisbo por la cerradura
y ella duerme sin miedo
con la noche encima.
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