A veces,
resulta mejor estar muerto,
caminar por la calle
sin la penuria de ver otros ojos,
diáfano,
con las pupilas o sin ellas,
andar sin la necedad de sonreír.
Dejar que la sangre
deje de galopar
y vaciar las venas,
llenarlas de vodka barato
y prenderles fuego,
fumar tu propia piel,
andar taciturno
sin ropa ni zapatos,
ni uñas,
ni dientes.
A veces,
resulta mejor estar muerto,
arrancarse la resaca del domingo
con un bostezo,
tatuar los huesos con crápulas,
ajar los relojes,
multiplicar panes,
masturbarse y nunca eyacular,
no pagar peaje,
nunca más morderse los labios,
bailar con fantasmas,
inundar la ciudad.
resulta mejor estar muerto,
pero,
eso es sólo a veces.
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