Saetas/pupilas
crucificando ojos ajenos
[que se aferran como un niño,
el niño tiene miedo],
dos corazones, dos,
pálidos,
tiernos,
provocando a la gravedad
y la gravedad,
[replegada y temerosa]
los toma entre sus manos.
Estática, lo muerde todo:
Lo que respira,
lo que no respira,
lo respirable
[los mismos ojos ajenos
le queman la ropa,
aunque los corazones mueran de frío].
Besa como besa la Muerte,
con los labios fríos,
con la piel cansada
y una voz que susurra
tras el lóbulo:
Esa liviandad, esa ligereza…
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